miércoles, 8 de diciembre de 2010

Vaya a Dolid (II. El lechazo)

Dicen los entendidos, los especialistas, los puristas de esto llamado gastronomía que existe un triángulo para el lechal cuyos vértices serían Peñafiel (Valladolid), Aranda de Duero (Burgos) y Sepúlveda (Segovia). Pues en el primero estuve y lechazo comí, a fe mía.

Me recomendó una amabilísima señora de una panadería-pastelería que fuera a El Corralillo (Corralillo, 9) y acertamos: ella en el consejo, que yo a Vd. aquí le transmito, y yo en ir. Te atiende un joven cargado de simpatía y con tanta pasión por la vida como por los toros, donde José Tomás es Dios y Morante el Papa, o algo así. Los entrantes son queso y jamón (el primero es excelente, el segundo no lo probé así que no me pronuncio) y el plato es lechazo en leña de sarmiento. Ole el lechazo, ole. Les aseguro que con aquel cuarto, en lechacero me convertí. Vayan, vayan allí cuando estén en Peñafiel.

Salgamos del triángulo y volvamos a la capital del artículo. A 15 km. de la ciudad pucelana está Boecillo, un pueblo con antiguas bodegas excavadas que hoy sirven de restaurantes. La referencia es El yugo de Castilla, "!pero pagando eh, pagando!" que diría el catalán del chiste y sirve de punto de atracción para las otras. Una pareja joven acaba de coger este verano La abuela y hay que ir. Excelente atención y calidad en los productos. Pincho de lechazo conocí y caté aquí. Charlando con ellos nos informaron que el pueblo fetén para el lechazo es Sacramenia. ¿A que no saben en que zona está?

Nota: Bendita y sabia sea la naturaleza que me puso el gusto en la boca y el Ribera de Duero en la tierra del lechazo. Me acordaré para siempre del lechazo... y de su abuela, la madre del cordero.

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