Érase una vez un poderoso presidente que tenía en Madrid un equipo y contrató al que para muchos era el mejor entrenador del mundo. Pero su máximo rival le otorgó el mando del suyo a un joven e inexperto hombre de la casa y comenzó a ganar, a ganar, a ganar... Vencía en España y fuera, en Europa, siendo campeón de la máxima competición continental. Esto al presidente pudiente le ponía... y el entrenador no ganaba, se aburría, añoraba Italia ¡y se marchó! dejando colgados al club y a su potentado presidente.
Ya saben de quién estoy hablando. ¿Quién creían si no? Sí claro, es de Ettore Messina pero...
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